lunes, 31 de octubre de 2016

“No invites a tus amigos, sino a pobres y lisiados”

 ¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar la 1ª. Lectura y el Evangelio de la Santa Misa, en  este lunes de la 31ª semana del Tiempo Ordinario.

Dios nos bendice...

Carta de San Pablo a los Filipenses 2,1-4. 
Hermanos: Si la exhortación en nombre de Cristo tiene algún valor, si algo vale el consuelo que brota del amor o la comunión en el Espíritu, o la ternura y la compasión, les ruego que hagan perfecta mi alegría, permaneciendo bien unidos. Tengan un mismo amor, un mismo corazón, un mismo pensamiento. No hagan nada por espíritu de discordia o de vanidad, y que la humildad los lleve a estimar a los otros como superiores a ustedes mismos. Que cada uno busque no solamente su propio interés, sino también el de los demás. 
Evangelio según San Lucas 14,12-14.
Jesús dijo al que lo había invitado: "Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así tengas tu recompensa. Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos. ¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos!".  
Comentario

La carta a los Filipenses y el Evangelio de Lucas nos invitan a la generosidad con todos y en especial con los pobres y excluidos, viéndolos como “superiores” y buscando el interés de los demás.

Cuando Jesús pide no invitar a los amigos o parientes no está proponiendo una regla sino una actitud de caridad. Jesús recuerda la tendencia de todos los tiempos y culturas a invitar a aquellos que pueden corresponder con otros favores, transformando un encuentro de amor y compartir algo tan cercano como los alimentos, en un intercambio de favores; una transacción comercial donde lo que importa es cuánto puedo sacar de provecho.

No es posible avanzar en el camino de Jesús si falla la gratuidad. Por otro lado, la propuesta de Jesús es subversiva pues invitar a personas lisiadas o limitadas en lo físico significaba romper estructuras porque estas tenían prohibido el acceso al templo por considerar que lo profanaban. Estas personas estaban excluidas de la vida social y religiosa.

Hoy somos invitados a recordar que la generosidad con el necesitado y sin buscar interés alguno, es uno de los valores del Reino. ¿Qué actitud tienes antes los necesitados? ¿Esperas reconocimiento o recompensa al dar a los demás?

Servicio Bíblico Latinoamericano 

domingo, 30 de octubre de 2016

La compasión de un Dios que ama

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este XXXI Domingo del Tiempo Ordinario.

Dios nos bendice...

Evangelio según San Lucas 19,1-10. 
Jesús entró en Jericó y atravesaba la ciudad. Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos. Él quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura. Entonces se adelantó y subió a un sicomoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí. Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: "Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa". Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: "Se ha ido a alojar en casa de un pecador". Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: "Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más". Y Jesús le dijo: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido". 

Comentario

-El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido (Lc 19, 1-10) El relato de hoy es uno de los más conmovedores que pueda haber. Es rico en diversos aspectos y en lecciones morales. Pero su proclamación en conexión con la 1ª lectura nos orienta en una dirección determinada. De hecho, no es tanto la ida de Jesús a la casa de Zaqueo lo central de hoy -como sería el caso en ocasión de la celebración de la consagración de una iglesia-, cuanto la salvación que Jesús vino a traer, particularmente la búsqueda del pecador y la larga paciencia de Dios que le espera y le transforma desde que ve sus primeros pasos de conversión.

Zaqueo es de baja estatura; se ve en dificultades en medio de la gente para poder ver al Señor que pasa. Es indudable que la curiosidad está en primer término en su proceso, pero bajo esta curiosidad se adivina un secreto deseo de encuentro y de cambio de vida. De hecho Zaqueo se siente aparte de la vida de sus conciudadanos. Trabaja por cuenta del ocupante y esa ocupación no ha dejado de producirle beneficios. Se tiene la impresión de que Zaqueo experimenta cierto disgusto de sí mismo que no es extraño a su curiosidad por ver a Jesús, de quien ha oído hablar.

Pero esto es suficiente, y ahora ya Jesús toma el asunto en sus manos. Zaqueo ha sido seguido por la paciencia de Dios; ha hecho un gesto, y ahora el Señor lo aprovecha. Con escándalo, por otro lado, de todos: "Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador". La conversión de Zaqueo es espectacular: da a los pobres la mitad de sus bienes, y si de alguno se ha aprovechado, está decidido a restituirle cuatro veces más.

La conclusión de Jesús es clara: Zaqueo también, y a pesar de lo que haya hecho, es un hijo de Abraham. "El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido". Es una conclusión querida de Lucas (15, 6.9.24.32).

Sería inútil desarrollar aquí los demás aspectos del relato, dado que la celebración litúrgica nos sitúa decididamente en otro camino.

-La larga paciencia de Dios que estimula la conversión (Sab 11, 23--12,2) "Porque todo lo puedes"; por eso se compadece de todos los hombres y cierra los ojos a sus pecados para que se arrepientan.

Dios ha creado todo lo que existe; partiendo de ahí, ¿cómo podría sentir odio por el pecador? Por otra parte, nada puede subsistir si Dios no quiere. Creador y Dueño de la vida, él ama la vida.

Esto constituye una admirable teología de la "angustia" de Dios con respecto a la criatura, la suya, la que le ha negado; es el punto de partida de todas las búsquedas de Dios a través de la historia para recrear lo destruido por el pecado.

Pero el texto nos coloca sobre todo ante la larga paciencia de Dios. El no abandona a los que caen; los corrige poco a poco. El Señor no actúa brutalmente; respeta a su criatura aun cuando ésta le es infiel. Este respeto de Dios por el hombre agrada inmensamente a nuestra época. Dios respeta al hombre, aun al infiel. No le castiga ferozmente; además su primera actitud no es castigar, sino convertir. Hace caer en la cuenta, recuerda a los hombres en qué han pecado. Quiere que se aparten del mal y que puedan creer en él. Porque en el punto de partida de la conversión está esa inmensa fe en Dios que ha creado a sus criaturas y que lo puede todo para volver a tomarlas en sus manos.

La Iglesia describe hoy a los suyos toda la admirable pedagogía divina, en la que ella misma debe inspirarse constantemente. Podemos pensar que san Lucas, que sabe que en su comunidad se da a veces la experiencia del pecado, quiere enseñar a sus fieles que el pecado no ha de enfocarse en primer término desde el punto de vista de la justicia de Dios, sino precisamente desde la misericordia. El Nuevo Testamento, aunque en el pecado ve una falta contra Cristo, ve sobre todo en él la misericordia y el perdón.

El salmo 144 canta:
El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad...
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan.

Esto no supone, ni para la Iglesia ni para nosotros, un estímulo a una indulgencia sin medida, sino una enseñanza sobre la actitud que debemos tener. La primera reacción ante el pecador y ante el pecado no puede ser ni la desesperación ni el castigo, sino el deseo de conversión. Esperar al pecador, saber encontrar la ocasión para reprenderle con dulzura, hablarle de la misericordia de Dios, comunicarle la confianza en el poder de Dios, que puede enderezar todo lo curvado con la fuerza de su Espíritu Santo.

La absolución, tal como la prevé el ritual actual, expresa adecuadamente esta misericordia de Dios:

"Dios, Padre misericordioso, que reconcilió consigo al mundo por la muerte y resurrección de su Hijo y derramó el Espíritu Santo para la remisión de los pecados, te conceda, por el ministerio de la Iglesia, el perdón y la paz.

ADRIEN NOCENT
EL AÑO LITURGICO: CELEBRAR A JC 7
TIEMPO ORDINARIO: DOMINGOS 22-34
SAL TERRAE SANTANDER 1982.Pág. 92 ss.

sábado, 29 de octubre de 2016

Humildad cristiana vs. soberbia mundana

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este sábado de la 30ª semana del Tiempo Ordinario.

Dios nos bendice…

Evangelio según San Lucas 14,1.7-11. 
Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente. Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola: "Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú, y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: 'Déjale el sitio', y así, lleno de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar. Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: 'Amigo, acércate más', y así quedarás bien delante de todos los invitados. Porque todo el que ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado". 
Comentario

Jesús presenta esta parábola que tiene toda la actualidad en nuestras vidas y sociedades. La lucha por los primeros puestos es un espectáculo diario. Para tener un puesto basta un poco de suerte o la recomendación de alguien. Suelen surgir intrigas, chantajes, recomendaciones de niveles altos para esta clase de aspiraciones.

Nosotros, muchas veces pensamos que el puesto hace al hombre y por eso hoy Jesús nos recuerda que así no se mueve el Reino de Dios. El Maestro nos invita a poner en su justo valor esa tonta carrera.

Jesús desea que en nuestras actividades promovamos los rasgos de conducta propios del Reino que llega y que consiste en que quien quiere entrar en él ha de hacerse pequeño, no tener pretensiones de ser justo.

La verdadera grandeza es la que tenemos ante Dios. Los primeros puestos se ocupan en realidad ocupando los últimos. Nuestros deseos de grandeza y de dominio deben transformarse en propósitos de un humilde servicio.

Pidamos al Señor que nos motive a tener el coraje y la determinación de estar del lado de los humildes y de los pequeños, a ejemplo de la Virgen María que fue fiel al proyecto de Dios y así el Señor “miró la humildad de su esclava”.

¿Consideras a la humildad un valor del Reino frente al orgullo y al interés personal?

Servicio Bíblico Latinoamericano

viernes, 28 de octubre de 2016

Como iglesia que somos, ¿promovemos la fraternidad cristiana?

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar la 1ª. Lectura de la Santa Misa, el Evangelio y el comentario, en este viernes en que celebramos la fiesta de los santos Simón y Judas, apóstoles.

Dios nos bendice...

Carta de San Pablo a los Efesios 2,19-22. 
Hermanos: Ustedes ya no son extranjeros ni huéspedes, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Ustedes están edificados sobre los apóstoles y los profetas, que son los cimientos, mientras que la piedra angular es el mismo Jesucristo. En él, todo el edificio, bien trabado, va creciendo para constituir un templo santo en el Señor. En él, también ustedes son incorporados al edificio, para llegar a ser una morada de Dios en el Espíritu. 
Evangelio según San Lucas 6,12-19. 
Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles: Simón, a quien puso el sobrenombre de Pedro, Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Simón, llamado el Zelote, Judas, hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor. Al bajar con ellos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y una gran muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, para escucharlo y hacerse curar de sus enfermedades. Los que estaban atormentados por espíritus impuros quedaban curados; y toda la gente quería tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.  

Comentario

Hoy celebramos a los Santos Apóstoles Simón, “el rebelde” y Judas, “Tadeo”. El pasaje del evangelio nos ofrece el relato de la elección de los doce apóstoles porque allí aparecen estos dos que conmemoramos hoy.

La elección realizada surge de un momento fuerte de discernimiento de Jesús, pasa la noche en vela orando a Dios, pues a los elegidos les encomendará continuar y extender el Reino que viene a ofrecer a la humanidad como camino seguro de realización humana.

Nosotros al estilo de los apóstoles, dice Pablo en la carta a los Efesios, formamos también parte de esta familia de Dios que es la Iglesia y que está fundamentada en los apóstoles y profetas y éstos a su vez en Cristo, cabeza de la Iglesia y piedra angular de este edificio.

Esta memoria de los apóstoles nos debe llevar a recordar que tenemos raíces eclesiales, estamos llamados a formar y promover la solidaridad humana y por la fe, la esperanza y la caridad formar y vivir la fraternidad siendo un solo corazón y una sola alma, mostrando que es posible vivir de otra manera, que merece la pena porque es un camino hacia la felicidad verdadera.

¿Cómo promueves la fraternidad cristiana en tu vida social y laboral?

Servicio Bíblico Latinoamericano 

jueves, 27 de octubre de 2016

¿Hasta dónde soy capaz de seguir a Jesús?

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este jueves de la 30ª semana del tiempo ordinario.

Dios nos bendice...

Evangelio según San Lucas 13,31-35. 
En ese momento se acercaron algunos fariseos que le dijeron: "Aléjate de aquí, porque Herodes quiere matarte". Él les respondió: "Vayan a decir a ese zorro: hoy y mañana expulso a los demonios y realizo curaciones, y al tercer día habré terminado. Pero debo seguir mi camino hoy, mañana y pasado, porque no puede ser que un profeta muera fuera de Jerusalén. ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne bajo sus alas a los pollitos, y tú no quisiste! Por eso, a ustedes la casa les quedará vacía. Les aseguro que ya no me verán más, hasta que llegue el día en que digan: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!". 
Comentario

Jerusalén es la ciudad mesiánica donde Jesús, profeta, terminará su camino y su misión dándose completamente por el Reino a pesar de que muchos se cerraron al mensaje que ofreció y deseaban su muerte sin tomar en cuenta todo lo bueno que hizo. Jesús, inclusive, poniendo el ejemplo de la gallina, no le preocupa el morir si consigue reunir a toda la humanidad bajo las alas del amor de Dios.

La resistencia a escuchar, aceptar y vivir la buena nueva del Reino no debe arredrarnos en nuestro esfuerzo porque Dios sea conocido, amado y servido en los más pobres y necesitados. Si somos seguidores de Jesús debemos estar preparados a recibir también el rechazo de los poderosos y de quienes sienten atacados sus intereses personales de poder, riqueza y placer a costa de los demás.

Somos invitados a dar todo por este Reino de Justicia, Verdad, Amor y Paz siendo promotores en nuestros ambientes de la buena nueva. Oremos por todos aquellos que promueven la paz y no son escuchados y por el contrario, como Jesús, son condenados a desaparecer. ¿Hasta dónde soy capaz de seguir a Jesús?

Servicio Bíblico Latinoamericano 

miércoles, 26 de octubre de 2016

Decirse creyente no garantiza la salvación

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este miércoles de la 30ª semana del Tiempo Ordinario.

Dios nos bendice...

Evangelio según San Lucas 13,22-30.
Jesús iba enseñando por las ciudades y pueblos, mientras se dirigía a Jerusalén. Una persona le preguntó: "Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?". El respondió: "Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán. En cuanto el dueño de casa se levante y cierre la puerta, ustedes, desde afuera, se pondrán a golpear la puerta, diciendo: 'Señor, ábrenos'. Y él les responderá: 'No sé de dónde son ustedes'. Entonces comenzarán a decir: 'Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas'. Pero él les dirá: 'No sé de dónde son ustedes; ¡apártense de mí todos los que hacen el mal!'. Allí habrá llantos y rechinar de dientes, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes sean arrojados afuera. Y vendrán muchos de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios. Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos". 
Comentario

La imagen de la puerta estrecha nos recuerda que no basta con haber oído la predicación de Jesús si la conversión al Evangelio y su puesta en práctica no se llevan a cabo.

¿Nosotros, cristianos, nos salvaremos? Jesús con sus palabras responde que ser cristiano NO es un medio mágico de salvación; ésta es el resultado de poner a trabajar los dones de Dios que habitan en nosotros.

Podemos recordar a S. Agustín: “Dios que te creó sin ti, no puede salvarte sin ti”. El pertenecer a la Iglesia, ser bautizado, no da automáticamente la entrada en el reino, se requiere la aceptación de la Buena Nueva y la conversión. Esto supone eliminar las falsas seguridades, como hace Jesús.

No hay un “club de salvación” reservado a los socios ni basta la convicción de que esto es importante si no se muestra en la vida diaria. Bien podemos empezar fomentando relaciones familiares sanas como nos recuerda la carta a los Efesios. ¿Te esforzarás hoy por ser un auténtico creyente promoviendo el Reino de Dios en tu vida? 

Servicio Bíblico Latinoamericano

martes, 25 de octubre de 2016

El Reino de Dios, comienzo pequeño, final grande

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este martes de la 30ª semana del tiempo ordinario.

Dios nos bendice…

Evangelio según San Lucas 13,18-21. 
Jesús dijo entonces: "¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo? Se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció, se convirtió en un arbusto y los pájaros del cielo se cobijaron en sus ramas". Dijo también: "¿Con qué podré comparar el Reino de Dios? Se parece a un poco de levadura que una mujer mezcló con gran cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa". 
Comentario

Estas parábolas clásicas, el grano de mostaza y la levadura, ilustran la dinámica del Reino de Dios que Jesús nos invita a promover. La semilla nos muestra la fuerza interior que posee el Reino y la levadura la capacidad para transformar el mundo e invertir sus valores.

Las dos parábolas nos recuerdan que el Reino de Dios tiene un comienzo pequeño y un final grande. Por eso Jesús nos invita a orar para que éste venga. 

Un árbol no es fuerte por las aves que se posan en sus ramas o hacen nido sino por sus raíces profundas y su tronco robusto para resistir vientos y tempestades.

El Evangelio no cambia la cultura de un pueblo, la transforma valorándola y llevándola a plenitud. En nuestros países “cristianos”, el número de los que realmente viven su fe es una minoría y sin embargo se “toca y siente” su presencia; lección de humildad y esperanza.

La oración y la acción del creyente hacen que el Reino se vaya encarnando en el tejido de nuestro mundo a la espera de su manifestación definitiva. Lo que más importa es la calidad de la vida del amor que anima a la comunidad cristiana, como la carta a los Efesios nos lo presenta en el amor, respeto y entrega entre los esposos. ¿Cómo promuevo la dinámica del Reino en mi vida?

Servicio Bíblico Latinoamericano

domingo, 23 de octubre de 2016

¿No podía ser librada de sus cadenas el día sábado?

Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este lunes de la 30ª semana del Tiempo Ordinario.

Dios nos bendice...

Evangelio según San Lucas 13,10-17.  
Un sábado, Jesús enseñaba en una sinagoga. Había allí una mujer poseída de un espíritu, que la tenía enferma desde hacía dieciocho años. Estaba completamente encorvada y no podía enderezarse de ninguna manera. Jesús, al verla, la llamó y le dijo: "Mujer, estás curada de tu enfermedad", y le impuso las manos. Ella se enderezó en seguida y glorificaba a Dios. Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la multitud: "Los días de trabajo son seis; vengan durante esos días para hacerse curar, y no el sábado". El Señor le respondió: "¡Hipócritas! Cualquiera de ustedes, aunque sea sábado, ¿no desata del pesebre a su buey o a su asno para llevarlo a beber? Y esta hija de Abraham, a la que Satanás tuvo aprisionada durante dieciocho años, ¿no podía ser librada de sus cadenas el día sábado?". Al oír estas palabras, todos sus adversarios se llenaron de confusión, pero la multitud se alegraba de las maravillas que él hacía. 
Comentario

En el evangelio de hoy, detengámonos en un punto que puede parecer accidental pero que es clave. ¿Qué objeta el jefe de la sinagoga? ¿Tenía él razón, después de todo?

Si miramos el "desatar" a esta pobre mujer como un "trabajo", el jefe de la sinagoga tenía razón. Y si Cristo obró como obró, no fue para desobedecer el precepto del sábado sino para mostrar su sentido. Eso es lo que queremos destacar.

El sábado era el día para dar la gloria a Dios. El ocio no tenía en la intención original sólo el objetivo negativo de "frenar la producción", como diría un economista. Su propósito es instrumental: es una herramienta que quiere conducir al pueblo a aspirar el aroma de la libertad, es decir, a reconocerse como pueblo liberado, y por lo tanto, a gozarse en la vida nueva que le ha regalado su Liberador.

Cristo, pues, no está disfrutando la desobediencia al sábado, sino mostrando su sentido. Sábado tenía que significar liberación y por eso no cabe volverlo pretexto para nuevas cadenas.

http://fraynelson.com/homilias.html.







“Algunos se tenían por justos y despreciaban a los demás”

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este Trigésimo Domingo del Tiempo Ordinario.

Dios nos bendice...

Evangelio según San Lucas 18,9-14. 
Refiriéndose a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, dijo también esta parábola: “Dos hombres subieron al Templo para orar: uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, de pie, oraba así: 'Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas'. En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: '¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!'.  Les aseguro que este último volvió a su casa justificado, pero no el primero. Porque todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado". 
Comentario

Cuentan que un hombre que iba creciendo en su vida espiritual, llegó un momento en el que se dio cuenta de que era santo... En ese mismo instante, retrocedió todo el camino que había recorrido y tuvo que volver a comenzar desde cero. Cuando una persona va trabajando intensamente en su proceso de crecimiento espiritual, tiene que cuidarse de dos amenazas: la primera es perder la esperanza y pensar que nunca va a alcanzar la meta. La segunda, no menos peligrosa, es pensar que ya llegó. Las dos situaciones son igualmente nocivas. Ambas producen un estancamiento en el camino espiritual.

La parábola que Jesús nos cuenta este domingo, fue dicha para “algunos que, seguros de sí mismos por considerarse justos, despreciaban a los demás”. Dice Jesús que “dos hombres fueron al templo a orar: el uno era fariseo, y el otro era uno de esos que cobran impuestos para Roma. El fariseo, de pie, oraba así: ‘Oh Dios, te doy gracias porque no soy como los demás, que son ladrones, malvados y adúlteros, ni como ese cobrador de impuestos. Yo ayuno dos veces a la semana y te doy la décima parte de todo lo que gano’. Pero el cobrador de impuestos se quedó a cierta distancia, y ni siquiera se atrevía a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho y decía: ‘¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!” Dos actitudes que representan formas distintas de presentarse ante Dios. La primera, del que se siente justificado y seguro; cree que su comportamiento corresponde al plan de Dios; esta persona piensa que no necesita crecer más; tal como está, merece el premio para el cual ha venido trabajando intensamente. La segunda, del que se siente en camino, con muchas cosas por mejorar; se sabe necesitado de Dios y de su gracia; se sabe incompleto, en construcción.

La conclusión de Jesús es que el “cobrador de impuestos volvió a su casa ya justo, pero el fariseo, no. Porque el que a sí mismo se engrandece, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido”. Esta es la lógica del reino de Dios. Una lógica que contradice nuestra manera de pensar. Hay que reconocer que es bueno ser conscientes de nuestros avances y logros; ciertamente, es sano saber que nos comportamos bien y que nuestra manera de obrar está de acuerdo con el plan de Dios. Todo esto coincide con una sana autoestima, tan valorada recientemente por algunas corrientes psicológicas. Pero no debemos olvidar que esta actitud puede llevarnos a perder de vista lo que nos falta por avanzar en el propio camino espiritual; y, por otro lado, puede producir una actitud de desprecio por aquellos que, por lo menos aparentemente, van un poco más atrás.

Por otra parte, si vivimos en la verdad, reconociendo nuestros propios límites, sabiendo que no estamos terminados, tendremos siempre la alternativa del crecimiento; podremos avanzar siempre más adelante. Cuando acogemos nuestra frágil humanidad, en toda su complejidad de luces y sombras, y somos conscientes de nuestros defectos, comienza en ese mismo momento a generarse el proceso de la sanación interior. No hay sanación que no pase por el propio reconocimiento del límite. Esto supone mantener siempre activa la esperanza para seguir caminando, aunque todavía sintamos que nos falta mucho para llegar al final de nuestro crecimiento espiritual. Tan peligroso para nuestra vida es dejar de caminar, como pensar, antes de tiempo, que ya llegamos.

Hermann Rodríguez Osorio, S.J

Sacerdote jesuita, Profesor Asociado de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana – Bogotá 

sábado, 22 de octubre de 2016

¡Dios no manda enfermedades ni guerras!

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este sábado de la 29ª semana del tiempo ordinario.

Dios nos bendice…

Evangelio según San Lucas 13,1-9. 
En ese momento se presentaron unas personas que comentaron a Jesús el caso de aquellos galileos, cuya sangre Pilato mezcló con la de las víctimas de sus sacrificios. Él les respondió: "¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron todo esto porque eran más pecadores que los demás? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera. ¿O creen que las dieciocho personas que murieron cuando se desplomó la torre de Siloé, eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera". Les dijo también esta parábola: "Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar frutos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: 'Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?'. Pero él respondió: 'Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré. Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás'". 
Comentario

¿Es Dios causante de las tragedias? ¿Es Dios quien manda enfermedades y guerras? Jesús nos anuncia que no. La higuera era símbolo del pueblo de Dios. Israel se confió. Su “falsa creencia” era que nada les podía suceder mientras siguieran siendo la higuera/pueblo de Dios.

Hoy Jesús desenmascara esta teología y anuncia que la persona puede terminar fuera de la huerta de Dios si no hay frutos de justicia. Jesús nos planta en su huerto, nos proporciona lo que necesitamos para crecer, madurar y dar frutos. También los mensajeros de Dios nos remueven la tierra y nos abonan; con la esperanza del fruto.

Así que ni Jesús ni sus enviados, como cuidadores de la higuera, son responsables de las malas acciones que nos suceden. Jesús y sus mensajeros hacen lo posible para “anunciar el arrepentimiento y cambio de vida”.

La decisión de fructificar depende de la comunidad y de la persona. No podemos responsabilizar a Jesús ni a sus mensajeros de las tragedias o enfermedades. Es nuestra falta de frutos la que nos acusa ante el Dueño de la huerta (mundo). ¿Produces frutos de justicia?

Servicio Bíblico Latinoamericano

viernes, 21 de octubre de 2016

¿Cómo no saben interpretar el tiempo presente?

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este viernes de la 29ª semana del Tiempo Ordinario.

Dios nos bendice...

Evangelio según San Lucas 12,54-59
Jesús dijo a la multitud: "Cuando ven que una nube se levanta en occidente, ustedes dicen en seguida que va a llover, y así sucede. Y cuando sopla viento del sur, dicen que hará calor, y así sucede. ¡Hipócritas! Ustedes saben discernir el aspecto de la tierra y del cielo; ¿cómo entonces no saben discernir el tiempo presente? ¿Por qué no juzgan ustedes mismos lo que es justo? Cuando vas con tu adversario a presentarte ante el magistrado, trata de llegar a un acuerdo con él en el camino, no sea que el adversario te lleve ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y este te ponga en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo."
Comentario

Hace unas décadas estudiosos de la Biblia de diferentes tradiciones religiosas comenzaron a “escudriñar las escrituras” con ojos ecológicos. El evangelio usa imágenes atractivas para continuar “descubriendo al Dios de la ecología”.

Jesús no reprocha a la gente por interpretar correctamente “los cambios climáticos” sino porque la comunidad no interpreta “los otros signos” donde Dios habita: el momento presente. Dios habita en la nube de oriente, en el viento del sur, habita en la historia y en la realidad. La presencia de Dios se deja ver en el cielo estrellado, en el arco iris de la inclusividad y se deja ver en la propuesta justa de Jesús.

La persona que sabe distinguir y leer los signos de la ecología debe distinguir al Dios de la justicia: “¿Por qué no juzgan ustedes mismos lo que es justo?”. No se puede cuidar de la ecología y descuidar al ser humano, ni al contrario. La justicia propuesta por Jesús abraza naturaleza y ser humano por igual. Solamente cuando el ser humano aprenda a hacer justicia a todo lo creado, aprenderá a descubrir la presencia de Dios en cada hermano y hermana. ¿Descubres la presencia de Dios en la ecología y en el ser humano? 

Servicio Bíblico Latinoamericano 

jueves, 20 de octubre de 2016

La Verdad, como una espada

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario en este jueves de la 29ª semana del tiempo ordinario.

Dios nos bendice...

Evangelio según San Lucas 12,49-53.
Jesús dijo a sus discípulos: "Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo, ¡y qué angustia siento hasta que esto se cumpla plenamente! ¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz a la tierra? No, les digo que he venido a traer la división. De ahora en adelante, cinco miembros de una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra". 
Comentario


En ese "abrirse paso" la verdad nos llama a despertar, y a veces es difícil despertar, como lo habrá comprobado todo el que quiera llamar del sueño a un niño pequeño. A menudo el niño se queja y hasta dice palabras agrias al que trata de llamarlo.

Pues bien, el mundo duerme, y ama su sueño. El mundo duerme y odiará al que quiera despertarlo, aunque eventualmente algunos de los que despierten rezongando luego agradecerán con lágrimas de gozo lo que antes denigraron.

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miércoles, 19 de octubre de 2016

No nos distraigamos: lo mejor de nuestra vida siempre se escribe en clave de futuro

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este miércoles de la 29ª semana del tiempo ordinario.

Dios nos bendice,,,

Evangelio según San Lucas 12,39-48.
Jesús dijo a sus discípulos: "Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora va llegar el ladrón, no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre llegará a la hora menos pensada". Pedro preguntó entonces: "Señor, ¿esta parábola la dices para nosotros o para todos?". El Señor le dijo: "¿Cuál es el administrador fiel y previsor, a quien el Señor pondrá al frente de su personal para distribuirle la ración de trigo en el momento oportuno?  ¡Feliz aquel a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo! Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes. Pero si este servidor piensa: 'Mi señor tardará en llegar', y se dedica a golpear a los servidores y a las sirvientas, y se pone a comer, a beber y a emborracharse, su señor llegará el día y la hora menos pensada, lo castigará y le hará correr la misma suerte que los infieles. El servidor que, conociendo la voluntad de su señor, no tuvo las cosas preparadas y no obró conforme a lo que él había dispuesto, recibirá un castigo severo. Pero aquel que sin saberlo, se hizo también culpable, será castigado menos severamente. Al que se le dio mucho, se le pedirá mucho; y al que se le confió mucho, se le reclamará mucho más." 
Comentario


Cansancio sentimos cuando no renovamos nuestras fuerzas con la oración, la Palabra, y el encuentro con los hermanos. La fe, que brota de la Palabra y de los sacramentos y en ellos se expresa, y la comunión de gracia y servicio con los demás arrojarán fuera ese peligro.

Desánimo sentimos cuando nuestros esfuerzos no son reconocidos o producen un efecto contrario, incluso adverso, como sucede en los tiempos de persecución. Con el testimonio de los mártires y la purificación continua de nuestras intenciones, con la oración y la atención continua a los signos de los tiempos podemos superar ese peligro.

La nostalgia nos ata a lo que ya no podrá ser; nos amarra al pasado y nos hace mirar con desconfianza el presente y con miedo el futuro. Puede hacer incluso que nos declaremos derrotados antes de emprender nada. Con el oído atento a la voz de los profetas y con la mirada abierta a las promesas indeclinables de nuestro Señor, iremos entendiendo que cada tiempo tiene su gracia particular, y que, sin perder lo que podamos aprender como enseñanza, lo mejor de nuestra vida siempre se escribe en clave de futuro.

La distracción de las cosas, problemas y posesiones de este tiempo presente produce un cierto tipo de sopor que hay que aprender a vencer. La conciencia de los dolores que afligen a los más pobres, el aguijón de una conciencia despierta y la llamada a la santidad que nos da el Espíritu Santo harán que permanezcamos más atentos frente a este peligro, y que lleguemos a superarlo.

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