martes, 3 de mayo de 2011

«Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida»

¡Amor y paz!

La Iglesia celebra hoy la fiesta de los santos apóstoles Felipe y Santiago. En la lista de los apóstoles, Felipe aparece en el Evangelio de Mateo 10 veces. Quien más noticias nos da sobre él es el evangelista Juan, que lo presenta como persona sencilla, generosa, cercana a Jesús. Tras ser recibido por el Señor en su discipulado, es él quien da la noticia a Natanael y quien, ante el escepticismo de éste, le añade: “Ven y lo veras’ (Jn 1, 42ss).

Y es también –como lo leeremos hoy-- el que, tras oír y no entender el discurso de Jesús en la última Cena, dice al Maestro: “Señor, muéstranos al Padre y nos basta”(Jn 14, 7s). Después de Pentecostés, su predicación recayó principalmente sobre Frigia. En el Nuevo Testamento no tenemos ninguna Carta escrita por Felipe.

Santiago es el segundo de este nombre, y se le llama el Menor, para diferenciarlo de Santiago, hermano de Juan. Era familiar, primo, de Jesús. Recibió también el nombre de Felipe el de Alfeo, por referencia a su padre. Acaso fuera hijo de María de Cleofás, hermana de María, y de Alfeo. Fue un personaje muy importante en la primera iglesia, pues presidió la comunidad de Jerusalén. En el Nuevo Testamento contamos con una Carta de él a los fieles; una carta dura, exigente, reclamando siempre fe y obras (Dominicos 2004).

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario.

Dios los bendiga…

Evangelio según san Juan  14: 6 - 14
Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto.» Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.» Le dice Jesús: «¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras. En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.
Comentario

El Evangelio hace referencia a aquellos coloquios que Jesús tenía sólo con los Apóstoles, y en los que procuraba ir formándolos, para que tuvieran ideas claras sobre su persona y su misión. Es que los Apóstoles estaban imbuidos de las ideas que los judíos se habían formado sobre la persona del Mesías: esperaban un liberador terrenal y político, mientras que la persona de Jesús no respondía en absoluto a estas imágenes preconcebidas.

Las primeras palabras que leemos en el Evangelio de hoy son respuesta a una pregunta del apóstol Tomás. «Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí» (Jn 14,6). Esta respuesta a Tomás da pie a la petición de Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta» (Jn 14,8). La respuesta de Jesús es —en realidad— una reprensión: «¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe?» (Jn 14,9).

Los Apóstoles no acababan de entender la unidad entre el Padre y Jesús, no alcanzaban a ver al Dios y Hombre en la persona de Jesús. Él no se limita a demostrar su igualdad con el Padre, sino que también les recuerda que ellos serán los que continuarán su obra salvadora: les otorga el poder de hacer milagros, les promete que estará siempre con ellos, y cualquier cosa que pidan en su nombre, se la concederá.

Estas respuestas de Jesús a los Apóstoles, también nos las dirige a todos nosotros. San Josemaría, comentando este texto, dice: «‘Yo soy el camino, la verdad y la vida’. Con estas inequívocas palabras, nos ha mostrado el Señor cuál es la vereda auténtica que lleva a la felicidad eterna (...). Lo declara a todos los hombres, pero especialmente nos lo recuerda a quienes, como tú y como yo, le hemos dicho que estamos decididos a tomarnos en serio nuestra vocación de cristianos».

Rev. D. Joan Solà i Triadú (Girona, España)