lunes, 31 de octubre de 2011

Jesús nos pide amar sin interés y dar sin esperar recompensa

¡Amor y paz!

A veces nos instalamos en lo que se llama “la sociedad del elogio mutuo”. Y entonces nos invitamos unos a otros en un reducido círculo en el que compartimos viandas y alabanzas. Sin embargo, no miramos más allá, a los que no tienen quién los invite ni quien les dé ni agradezca nada.

En cambio, el discípulo de Jesús no debe dejarse mover por el egoísmo, no debe buscar la recompensa de sus servicios debe dar y amar, sin buscar nada a cambio. Por eso Jesús lo invita a obsequiar y servir a los pobres e incluso a los desagradables y a los enemigos. Lo demás es conducta pagana, lo hacen los pecadores también (cf. 6. 27-35).

Los invito, hermanos, a leer y meditar el evangelio y el comentario, en este Lunes de la XXXI semana del Tiempo Ordinario.

Dios los bendiga...

Evangelio según San Lucas 14,12-14.
Después dijo al que lo había invitado: "Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así tengas tu recompensa.  Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos. ¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos!". 
Comentario

El evangelio nos presenta el tema de la gratuidad del amor. El amor no es comercio. No es un "yo te doy para que tú me des". Ni es un "te quiero porque me gustas". Estas son formas del amor interesado, del amor captativo, formas de egoísmo disfrazadas con lenguaje de amor, pero egoísmo, en el fondo. En esos amores, si la persona amada deja de corresponder, yo no continúo mi relación generosa con ella; solamente soy generoso cuando el otro también lo es, un amor "a cambio"…

El amor captativo es una fase psicológica del desarrollo del amor en la persona. El adolescente (es propio de esa etapa) "descubre" el amor. Algo instintivo me saca entonces de mí y me hace sentir el amor a otra persona, y estoy sinceramente dispuesto incluso a sacrificarme por ella, aparentemente sin pedir nada a cambio… pero es porque "me gusta la persona", o "me gusta el amor mismo"… Es una forma de egoísmo. En esa situación, cuando la persona amada se deteriora físicamente o moralmente, o sea, cuando deja de "gustarme", o cuando las hormonas o el ánimo psicológico no me permiten ya encontrar "recompensa" en el amor… yo dejo de amar… En realidad yo no amaba; me amaba a mí mismo; no buscaba el bien de la otra persona, sino el bien o el gusto de mi propia persona… No era amor, sino egoísmo. 

Es necesario pasar al amor "oblativo", el que se da y se ofrece sin pedir ni buscar nada a cambio. No ama "porque le gusta", sino "porque sí", o sea, sin "motivos razonables": es una opción personal, una decisión de amor, "irracional" en ese sentido. Es una "corazonada", ilógica, absurda, mirada desde el punto de vista de los intereses rastreros…

Este amor oblativo es el que Jesús, con sus palabras y con sus hechos, nos enseña repetidamente en el evangelio. Hoy lo dice explícita y directamente: "no invites a los que te pueden recompensar"… No ames por interés, no busques (consciente o inconscientemente) recompensa a tu amor… Las "recompensas" pueden ser de muchas clases: desde las físicas (el gusto, el placer) y económicas (pago, dinero, beneficios, favores) hasta las morales (el prestigio)… Jesús pide que nuestro amor sea desinteresado: ni las recompensas han de ser el motor de nuestro amor, ni debemos dejar de amar a nadie que debamos amar porque no pueda "pagarnos"… "Tu Padre, que ve en lo secreto, es quien te recompensará".

Diario Bíblico. Cicla (Confederación Internacional Claretiana de Latinoamérica).
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domingo, 30 de octubre de 2011

Jesús nos recuerda que todos somos hermanos


¡Amor y paz!

Ayer, Lucas hacía énfasis en las palabras de Jesús en favor de la humildad. Hoy domingo, es Mateo el que nos reitera ese mensaje. En realidad, el discípulo de Jesús, consciente de su debilidad y de que la verdadera y plena soberanía radica en Dios uno y trino, ha de de evitar las actitudes de los fariseos: predicar y no aplicar; dejarse llevar por la soberbia del saber, del tener o del poder, y buscar ser servido, en lugar de servir.

Por el contrario, hay que reconocer, como lo afirma Jesús hoy en el Evangelio, y lo pregona siempre el Movimiento Fratres, que todos nosotros somos hermanos y que nos debemos comportar como tales.

Ojalá, después de leer el Evangelio y el comentario, digamos con fe y confianza la siguiente oración:

No nos abandones en la tentación.
No nos dejes expuestos al placer,
ni al consumo, ni a la pura ciencia,
ni a los valores dominantes, ni al cansancio,
ni al aburguesamiento que traen los años,
ni a la autosuficiencia, ni al fariseísmo,
ni al engaño propio, ni al olvido de ti.
Somos débiles, aunque a veces
no nos lo creamos nosotros mismos.
Líbranos del mal,
de la ceguera y del endurecimiento de corazón,
de la instalación y del cambio de calle,
cuando apareces tú en la otra esquina.
(Eucaristía 1990/51)

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este Domingo XXXI del Tiempo Ordinario.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Mateo 23,1-12.
"Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés;  ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen. Atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo. Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos; les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, ser saludados en las plazas y oírse llamar 'mi maestro' por la gente.  En cuanto a ustedes, no se hagan llamar 'maestro', porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A nadie en el mundo llamen 'padre', porque no tienen sino uno, el Padre celestial. No se dejen llamar tampoco 'doctores', porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías. Que el más grande de entre ustedes se haga servidor de los otros, porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado".
 Comentario

Tras cinco domingos consecutivos de confrontación con las dos principales corrientes religiosas judías, Mateo nos presenta hoy a Jesús atacando frontalmente a la más arraigada y popular de esas corrientes, la farisea. Para ello ha convocado al auditorio más amplio posible: a la muchedumbre y a los discípulos. Quiere resaltar así la importancia del ataque.

Este comienza con la constatación de una situación: la ocupación de la cátedra-de-Moisés por letrados y fariseos. La cátedra de Moisés no es ninguna expresión figurada, sino el nombre del mueble desde donde se explicaba la escritura en la sinagoga. La cátedra de Moisés es el lugar autorizado y autoritativo de información y de formación. El ataque es muy simple: desfase entre enseñanza y actuación. Haced lo que os digan, pero no hagáis lo que ellos hacen.

Tres situaciones ponen de manifiesto ese desfase: no hacer lo que se dice; imponer cargas sin ayudar a llevarlas; actuar para la galería. Esta tercera situación es, a su vez, explicada con unos ejemplos, cuatro en concreto: uso ostentoso de filacterias y flecos; presencia en lugares preferentes; afán de notoriedad; "titulitis".

Las filacterias eran trozo de piel o pergamino con textos de la Escritura, que se colocaban en la frente y en los brazos durante la oración. En la actualidad son una especie de chales de los que cuelgan unas tiras con textos escritos. Los flecos o franjas del manto se remontan a Núm. 15, 38-41 e iban cosidos con hilo violeta. Su finalidad era la de servir de recordatorio de los mandamientos del Señor.

El cuarto de los ejemplos, al que he denominado "titulitis", da pie a Mateo para desarrollar por contraposición el talante que debe reinar en el interior de la comunidad cristiana: fraternidad, servicio a los demás y sencillez.

En la dinámica que Mateo ha imprimido a su evangelio el texto de hoy se veía venir. Pero una vez más debemos guardarnos de ver en él una finalidad exclusivamente de reproducción de un conflicto de Jesús con sus contemporáneos religiosos. Los conflictos de Jesús están reproducidos primordialmente por su valor de ejemplaridad para el futuro. Las situaciones y casos denunciados son situaciones y casos de hoy, dentro de los ambientes religiosos, y en particular, los ambientes doctos, pues a éstos es a los que el texto ataca.

También hoy, por ejemplo, existe un gusto especial, aunque inconfesado, en ser llamado "doctor". De labios de sabios doctores eclesiásticos universitarios he escuchado personalmente el siguiente consejo: "lo importante es entrar". 

¡Alguno de estos sabios es en la actualidad...! Es muy fácil ser como los letrados y fariseos contemporáneos de Jesús. Lo es hasta tal punto que casi resulta inevitable. De ahí la dificultad de llevar a la práctica el talante cristiano propugnado en la última parte del texto.

Cada uno de los términos de la trilogía cristiana propuesta aclara y depura el sentido del anterior. La fraternidad sólo es tal en la medida en que sea servicio y entrega; el servicio a su vez, sólo es auténtico en la medida en que se haga con espontánea sencillez. En la coyuntura actual el magisterio verbal no tiene nada que decir si no parte de la fraternidad del maestro a través de un arrimar el hombro con sencillez.

El texto de hoy remite inevitablemente a /Mt/11/25-30. En contraste con los maestros, encontramos en él el tipo de maestro y de guía que es Jesús. "Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy sencillo y humilde. Mi yugo es llevadero y mi carga ligera". A diferencia de los expertos, Jesús es un guía que camina por delante con el yugo que impone. El experto instrumentaliza el saber desde un estar situado; Jesús adopta una posición vital, integradora de teoría y práctica.

A. BENITO
DABAR 1990/54

sábado, 29 de octubre de 2011

“Todo el que se ensalza será humillado, y…”

¡Amor y paz!

Jesús es invitado a comer a la casa de un fariseo y aprovecha para dar una lección de humildad. La verdad, eso de buscar los primeros puestos con el fin de ser vistos y reconocidos es algo bastante común, sobre todo en una sociedad que privilegia la competencia por encima de la convivencia. 

En esta sociedad nuestra, también, muchos dedican más tiempo a pulir su imagen que a mejorar lo que realmente son, como personas. Para Jesús, en cambio, es mejor ser que parecer.

Los invito, hermanos, a leer y meditar el evangelio y el comentario, en este sábado de la XXX Semana del Tiempo Ordinario.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Lucas 14,1.7-11.
Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente. Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola: "Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú, y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: 'Déjale el sitio', y así, lleno de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar. Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: 'Amigo, acércate más', y así quedarás bien delante de todos los invitados. Porque todo el que ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado".
Comentario

El prestigio era un bien muy apreciado en Israel. Tenía el mismo valor y categoría que la riqueza y el poder. La persona de buena reputación gozaba de una aceptación generalizada y era invitada a todos los eventos importantes.

Entre los líderes populares, los intelectuales, los eruditos y todos aquellos que no tenían poder político y ni riqueza, la única manera de alcanzar éxito era el camino del prestigio. Por eso, en las fiestas y en las comidas buscaban los primeros puestos, para hacerse notar entre los invitados. Esta conducta hacía que entre los aspirantes a ser Maestros de la Ley u hombres famosos se diera una feroz competencia.

Jesús exhorta a su comunidad de discípulos a que no se metan en ese juego, pues lo único que pondrían en evidencia sería la estrechez de su pensamiento. El honor del ser humano no está en el prestigio, en aparecer como persona destacada, en pertenecer al Jet Set . El honor del ser humano está en el servicio permanente y desinteresado a los demás. Pues, la mayor «gloria de Dios es que el ser humano viva».

Hoy muchos se afanan por "ser alguien en la vida", por ocupar algún lugar destacado que los anuncie como personas de éxito. Pero, muchas veces sin saberlo, caen en el juego de la competencia desleal, de la búsqueda fanática de méritos superfluos, haciendo parte del circo que ha montado la mentalidad vigente. Terminan siendo simples marionetas al servicio de un sistema inhumano que les arranca el sentido de la vida y los hace olvidar el verdadero cometido del ser humano en este mundo: vivir dando gloria al Dios de la Vida.

Servicio Bíblico Latinoamericano

viernes, 28 de octubre de 2011

Orar siempre, y más en los momentos decisivos de la vida

¡Amor y paz!


El Evangelio nos habla hoy de la escogencia de los doce apóstoles. En la historia de la Iglesia y de la humanidad los doce tienen lugar preferente, porque son piedras vivas, testigos excepcionales, primeros en seguir el proceso de elección, maduración, efusión del Espíritu a favor de todos los redimidos.


Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este viernes en que celebramos la fiesta de los apóstoles San Simón y San Judas Tadeo.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Lucas 6,12-19.
En esos días, Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles: Simón, a quien puso el sobrenombre de Pedro, Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Simón, llamado el Zelote, Judas, hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor. Al bajar con ellos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y una gran muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, para escucharlo y hacerse curar de sus enfermedades. Los que estaban atormentados por espíritus impuros quedaban curados; y toda la gente quería tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.
Comentario

La elección de los Doce no se hace a la ligera, sino que viene precedida de una prolongada oración de Jesús, dialogando con Dios sobre cuál sería la respuesta más en consonancia con el rechazo de que había sido objeto por parte de los dirigentes de Israel: " En esos días, Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios " (6,12).

Literalmente se habla de una salida/éxodo de Jesús en dirección al monte, y se subraya la oración ininterrumpida que elevó a Dios en aquel lugar. Lucas hace referencia a la oración de Jesús en los momentos más decisivos de su vida.

La "noche" es indicio de la perplejidad que lo invade; el "monte", hacia el cual ha "salido" él solo (desde allí convocará a los discípulos), expresa en términos figurados el lugar/estado anímico más adecuado para un encuentro con Dios, mientras que la "oración" es medio de clarificación, a fin de que Dios dé luz verde al cambio de planes que se ve obligado a introducir.

"Cuando se hizo de día", indicio de que la oración ha obtenido resultados positivos -no se pueden tomar decisiones mientras a uno lo envuelve la tiniebla-, "llamó a sus discípulos, eligió a doce de ellos y los nombró apóstoles" (6,13). La correlación "noche/día" no se ha de interpretar necesariamente de una noche/día puntuales: podría muy bien hacer referencia a un periodo de tiempo más o menos largo, durante el cual Jesús quedó sumido en la más profunda perplejidad al sentirse rechazado por sus connacionales. 

Doce apóstoles: un grupo abierto

La elección de los "doce" tiene como función dar una nueva configuración al grupo de discípulos israelitas (6, 13b): "Llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos", es decir, los escogió entre los miembros del grupo israelita, el más ortodoxo, para que representaran el nuevo Israel. Jesús, sin embargo, pretende desde un principio que el rasgo distintivo y más específico del nuevo grupo sea la misión: "los nombró apóstoles", es decir, "enviados" o "misioneros" (6, 13c). No quiere crear un grupo cerrado sobre sí mismo, al estilo de las comunidades bautistas, esenias o fariseas (cf. 5,33-35), sino un grupo abierto que invite a todos a formar parte de él.

Con la elección del nuevo Israel, Jesús da por definitivamente caducado el antiguo Israel. Los doce nombres propios están todos unidos por la conjunción "y", sin establecer ninguna jerarquía ni grupúsculo en el interior del grupo. Hay dos "Simones": uno, "al que Jesús dio el nombre de Pedro" por su proverbial terquedad en la defensa de las propias opiniones ("Kepha", arameo; "Petros", griego; "Piedra", castellano; diverso de "So'ar", arameo; "Petra", griego; "Roca", castellano), y otro, "el llamado Fanático" ("Kananaios", Mc 3,18; Mt 10,2, arameo; "zelotes", griego), simpatizante del movimiento de resistencia judía contra los romanos; igualmente, hay dos "Judas": "el de Santiago" y "el Iscariote, que llegó a ser un traidor". La homonimia relaciona íntimamente estas dos parejas: la presencia de dos "Judas" en la lista lucana anticipa que no todo el judaísmo (por derivación de "Judas") "traicionará" al Mesías. Además, el primero y el último de la lista engloban a todos los demás: las negaciones de "Pedro" y la traición de "Judas" afectarán de una u otra manera a todo el grupo. En la presentación del nuevo Israel, Lucas deja ya entrever que éste resultará un fracaso.

Jesús no los hizo pasar por el cedazo al llamarlos (léase noviciado, tiempo de prueba, etc.), ni ha escogido de entre ellos a los más religiosos y sumisos. Aquí hay de todo, como representación que son de la sociedad israelita. No los ha escogido en calidad de doce líderes de la nueva comunidad, sino para que proclamen con su comportamiento la alternativa de sociedad que quiere proponer a Israel, primero, y, por extensión, a toda la humanidad. No les da -ni les dará jamás- regla alguna: Los escoge para enviarlos a proclamar la buena noticia que hasta ahora encarnaba él solo. Cuando los Once voten a Matías como duodécimo miembro del colegio apostólico, sin contar con el discernimiento que les habría deparado el Espíritu (si hubiesen esperado la fiesta inminente de Pentecostés, no lo habrían hecho), restaurarán la materialidad del grupo truncada por la defección de Judas (Hch 1,15-26), pero este nuevo Israel de imitación no secundará el empuje del Espíritu Santo a predicar la buena noticia por todo el mundo y se encerrará en el pueblo judío. 

La apertura al paganismo la encauzará Pedro mucho más tarde, no sin resistirse antes, con todas sus fuerzas, en representación de los "apóstoles".

Josep Rius-Camps, El Éxodo del Hombre libre. Catequesis sobre el Evangelio de Lucas, Ediciones El Almendro, Córdoba 1991.
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jueves, 27 de octubre de 2011

¡Oh humanidad que rechazas el llamado de Dios!

¡Amor y paz!

En el texto del Evangelio de hoy Jesús es todo ternura, cercanía, amor para con el pueblo, la tradición y la elección de Israel y Jerusalén. Pero, al mismo tiempo, es terrible diatriba contra los ‘zorros’ que engañan u ocultan y silencian la verdad.

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este jueves de la XXX Semana del Tiempo Ordinario.

Dos los bendiga…

Evangelio según San Lucas 13,31-35.
En ese momento se acercaron algunos fariseos que le dijeron: "Aléjate de aquí, porque Herodes quiere matarte".  El les respondió: "Vayan a decir a ese zorro: hoy y mañana expulso a los demonios y realizo curaciones, y al tercer día habré terminado. Pero debo seguir mi camino hoy, mañana y pasado, porque no puede ser que un profeta muera fuera de Jerusalén.  ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne bajo sus alas a los pollitos, y tú no quisiste! Por eso, a ustedes la casa les quedará vacía. Les aseguro que ya no me verán más, hasta que llegue el día en que digan: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!".
Comentario

-Algunos fariseos se acercaron a Jesús para decirle: "Vete, márchate de aquí, que Herodes quiere matarte".

Ya hemos observado que Lucas, a diferencia de Mateo, no parece tener ningún a priori contra los fariseos. Anota aquí un paso que ellos hicieron para salvar la vida de Jesús. Y todo ello, no lo olvidemos, es revelación del clima dramático en el que vivía Jesús: ¡quieren su muerte! Los poderosos de este mundo lo consideran un hombre peligroso al que hay que suprimir. Herodes sería capaz... ya había hecho decapitar a Juan Bautista, unos meses antes solamente (Lucas 3, 19).

Quiero compartir contigo, Señor, esa angustia de tu muerte que se avecina.

-Jesús les contestó: "Id a decir a ese zorro..." Jesús no se presta a dejarse influenciar por Herodes. Es Jesús quien decide su camino a seguir.

Jesús responde a esa amenaza de Herodes con el desprecio: el "zorro" es un animal miedoso que sólo caza de noche y huye a su madriguera al menor peligro... ¡Herodes, ese zorro, ese cobarde! ese hipócrita que no se atreverá siquiera a tomar sobre sí la responsabilidad de la muerte de Jesús y la endosará a Pilatos (Lc 23, 6-12).

-"Mira, hoy y mañana seguiré curando y echando demonios; y al tercer día acabo".

La expresión "el tercer día" es usual en lengua aramea para significar "en plazo breve".

"Acabo"... estoy llegando al final, o bien "he logrado mi objetivo..." Jesús sube a Jerusalén. Sube hacia su muerte. Pero no es un condenado a muerte ordinario. Es consciente de ir hacia un cumplimiento. Jesús conoce perfectamente a lo que va. No morirá el día que Herodes decida, sino ¡el día que Él decida!

-Pero hoy, mañana, y el día siguiente es preciso que prosiga mi camino, porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén.

¡Palabras misteriosas! El profeta Oseas había escrito esas otras palabras misteriosas "Dentro de dos días, el Señor nos dará la vida y al tercer día, nos levantará y en su presencia, viviremos" (Oseas 6, 2). Jesús, caminando hacia Jerusalén, caminando hacia su muerte, pone en manos de Dios el cuidado de prolongar su misión.

-¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te 
envían!...

Jerusalén, ciudad de los dones de Dios, ciudad de la "proximidad de Dios..." 

Jerusalén, ciudad de la revuelta contra Dios, del rechazo a Dios... Pero, la tierra y la humanidad entera están simbolizadas en esa ciudad: la historia de los rechazos hechos a Dios por tantos hombres, alcanzara aquí su punto culminante... ¡los hombres van a juzgar a Dios! Y eso continúa también hoy.

-¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la clueca a sus pollitos bajo las alas... pero no habéis querido!

Imagen de ternura. Imagen maternal. El pájaro que protege a sus polluelos (Dt 32 10; Isaías 31, 5, Salmo 17, 8; 57, 2; 61, 5; 63 8; 91, 4).

La oferta de la salvación, de la protección, de la ternura de Dios... ha sido rehusada. "¡No habéis querido!"

-Pero Yo os digo: "No me volveréis a ver hasta el día que exclaméis: Bendito el que viene en nombre del Señor".

Jesús sabe que hay un más allá después de su muerte... Día vendrá en el que se le saludará exclamando: "Bendito el que viene".

Noel Quesson
Palabra de Dios para cada día 2
Evang. de Pentecostés a Adviento
Edit. Claret/Barcelona 1983.Pág. 254 s.
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miércoles, 26 de octubre de 2011

El Reino es exigente: no se gana cómodamente

¡Amor y paz!

Camino de Jerusalén, Jesús enseña cuál es el camino que sus seguidores deben recorrer.  La pregunta de alguien es la misma de los interesados de ahora: ¿Serán pocos los que se salvan? La respuesta demuestra que acceder al Reino de Dios no es fácil; hay que entrar por la puerta estrecha.  

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este miércoles de la XXX Semana del Tiempo Ordinario.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Lucas 13,22-30.
Jesús iba enseñando por las ciudades y pueblos, mientras se dirigía a Jerusalén.  Una persona le preguntó: "Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?". El respondió:  "Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán. En cuanto el dueño de casa se levante y cierre la puerta, ustedes, desde afuera, se pondrán a golpear la puerta, diciendo: 'Señor, ábrenos'. Y él les responderá: 'No sé de dónde son ustedes'. Entonces comenzarán a decir: 'Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas'. Pero él les dirá: 'No sé de dónde son ustedes; ¡apártense de mí todos los que hacen el mal!'. Allí habrá llantos y rechinar de dientes, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes sean arrojados afuera. Y vendrán muchos de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios. Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos". 
Comentario

-Camino de Jerusalén, Jesús enseñaba en los pueblos y aldeas que iba atravesando. Jesús está en camino, "viaja".

Es uno de los términos preferidos por Lucas, lo utiliza ochenta y ocho veces, sobre las ciento cincuenta empleado en todo el Nuevo Testamento. Pablo, del que Lucas será el compañero, es, también, como Jesús un gran viajero. Este término expresa la condición de los Apóstoles: son unos itinerantes, personas llenas de dinamismo apostólico, que se desplazan, visitan a las familias en sus casas y de ciudad en ciudad. Y yo, ¿soy un "instalado"? o ¿un activo?
-Uno le preguntó: "Señor, ¿son pocos los que se salvan?" Jesús dio esta respuesta: "Esforzaos para abriros paso por la puerta estrecha..." Ser activo. Esforzarse.

Efectivamente, ser cristiano, no supone reposo.

-Porque, muchos intentarán entrar y no podrán.

Se apretujan ante la puerta. Sólo podrá entrar el que se decida a empujar ¡y a dar codazos! El que quiere ganar una competición deportiva, concentra todas sus energías, en los últimos minutos, para llegar el primero a la meta.
Jesús nos invita a hacer el máximo esfuerzo, a concentrar todas nuestras fuerzas para "salvarnos".

Condena pues la molicie y la pereza.

Señor, líbrame de mis entorpecimientos, de ese volumen de inercia que pesa sobre mí.

No se entra por la puerta de la salvación eterna sin empeño y a ciegas.

-Una vez que el dueño de la casa, cierre la puerta...

Existe un tiempo favorable para la "salvación"... Jesús ha abierto la puerta del cielo. Pero un día, el plazo que se nos ha dado para esforzarnos a entrar, se acabará.

Jesús quiere invitarnos a la "decisión": no hay que dejarlo para después. ¿Cuánto tiempo me queda a mi? Vivir cada día como si fuera el día del Juicio. Vivir en plenitud cada día como si fuera el último. Esta era la divisa del P. 
Carlos de Foucauld.

-El dueño de la casa os dirá: "No sé quién sois". Y si replicáis: "Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras calles". Responderá: "No sé quiénes sois. Alejaos de mí los que practicáis el mal".

Es en vano llamar a esa puerta cuando ha pasado el plazo.
De nada sirve creer que se tienen privilegios.

Incluso la convivencia a la mesa de Jesús, ¡no es un "seguro"! Haber comido y bebido en Presencia de Jesús no basta.

Haber "comido su carne y bebido su sangre" no basta. San Pablo llegará a decir 
que eso puede ser una razón suplementaria de condenación. (1 Co 10, 1-11) Señor, ayúdanos a tomar en serio esa decisión que esperas de nosotros.

-Seréis echados fuera. Entonces vendrán de oriente y de occidente, del Norte y del Sur a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios.

Nadie podrá acusar a Dios, si no entra a sentarse en el banquete eterno... porque tienen entrada aun los paganos de todos los puntos cardinales del mundo, según las innumerables profecías que se hicieron es ese sentido (Is 25, 6.8; Sal 106, 3).

El pertenecer a una u otra raza no determina la entrada al Banquete escatológico: judíos y paganos se sentarán a la misma mesa... Abraham, Isaac, Jacob, los Profetas, y los paganos venidos de todos los diversos países. Una sola condición es necesaria: haber reconocido a Jesús y haber tomado la decisión de seguirle por la Fe.

¿Serán pocos los que se salvarán? Jesús no quiso contestar a esa pregunta que podría ocultar fácilmente una "buena conciencia": si toda la humanidad está salvada, se puede estar tranquilo... si sólo se salvan unos pocos... "a qué esforzarse...? Jesús nos deja en la incertidumbre: para El sólo cuenta la decisión personal que cada uno tome.

NOEL QUESSON
PALABRA DE DIOS PARA CADA DIA 2
EVANG. DE PENTECOSTES A ADVIENTO
EDIT. CLARET/BARCELONA 1983.Pág. 252 s.

martes, 25 de octubre de 2011

El Reino de Dios está abierto a todas las personas

¡Amor y paz!

El Evangelio nos trae hoy  un extracto del discurso en parábolas de Jesús acerca del Reino de Dios. Igual que Mt 13, 31-33, Lucas aporta dos parábolas que presentan un marcado paralelismo: la parábola del grano de mostaza y la de la levadura.

El Reino en esta comparación está destinado a ser un espacio donde todos los seres humanos son acogidos, especialmente los que se hallan más alejados o marginados.

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este martes de la XXX semana del Tiempo Ordinario.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Lucas 13,18-21.
Jesús dijo entonces: "¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo? Se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció, se convirtió en un arbusto y los pájaros del cielo se cobijaron en sus ramas".  Dijo también: "¿Con qué podré comparar el Reino de Dios? Se parece a un poco de levadura que una mujer mezcló con gran cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa".
Comentario

a) El Evangelio permite comprender la perspectiva en que se sitúan los evangelistas: quieren subrayar claramente que el signo de Dios crece en extensión (el grano de mostaza sobre el que vienen a anidar los pájaros) y en intensidad (la levadura en la masa).

b) Las parábolas, sin embargo, no se fijan en el crecimiento, sino sobre todo en el estadio final: el árbol que cobija las aves y la masa fermentada, que es lo que les da un valor escatológico.

La abundancia escatológica se manifiesta en lo exagerado de ciertos aspectos: el mostacero no puede llegar a ser un árbol grande, ni ninguna mujer puede llegar a amasar tres medidas de harina. Además, el árbol es una imagen clásica (Dan 4; Ez 17, 22-24; 31, 3-9) de un reinado que ha llegado a su apoteosis.

c) Tal vez las dos parábolas sirven para animar al pequeño rebaño que rodea a Cristo: lo caduco de sus medios no es una razón para que el signo de Dios no pueda ser inaugurado.

San Lucas, como, por otra parte, los demás evangelistas y San Pablo, se admira cuando describe las riquezas de las que participan los cristianos o cuando evoca el poder de los que participan los cristianos o cuando evoca el poder del Espíritu que actúa en las comunidades cristianas o en la acción evangelizadora. Los primeros cristianos tienen conciencia de ser hombres colmados de toda suerte de bendiciones.

Pero es necesario examinar cuidadosamente de qué naturaleza es esta abundancia mesiánica. La saciedad que produce no tiene nada que ver con la satisfacción de los ricos; antes bien, es fuente de responsabilidad, es una riqueza que se ofrece a hombres libres, llamados a ajustarse a ella apoyándose en Jesucristo. La abundancia del Reino es un don totalmente gratuito de Dios; pero no se puede recibir sin hacer nada. Exige una tarea que hay que cumplir y se realiza en un proceso de crecimiento. Decir que participamos de la abundancia es afirmar que todo se cumplió en Jesucristo resucitado, pero al mismo tiempo es afirmar que todo está por cumplir. El Reino escatológico es una obra por hacer, un edificio por construir, un proyecto de catolicidad que se ha de realizar progresivamente.

Además, el dogma fundamental de este crecimiento en y hacia la abundancia es, paradójicamente, una ley de pobreza. San Pablo es el primero en insistir en el contraste entre la riqueza que posee y la pobreza que se le ofrece. El Cuerpo de Cristo crece mediante nuestra debilidad y, a veces, bajo las apariencias del fracaso.

De todas formas lo esencial de esta obra es invisible para nuestros ojos. El proyecto de catolicidad se realiza bajo el signo de la "semilla" y de la "levadura". El verdadero crecimiento no se ve. Si se mira externamente el crecimiento de la Iglesia, el hombre puede concluir que es un fracaso. Pero el verdadero fracaso sería que la Iglesia reaccionara como una potencia de este mundo y que la eficacia con la que sueñan los cristianos tomara las normas y recursos de este mundo.

Finalmente, la abundancia del Reino y el crecimiento activo que suscita constituye la fuente última de un crecimiento de valores humanos conforme al Evangelio. Aquí abajo hay una "abundancia" real que merece la pena ser buscada por el hombre: la fraternidad entre los hombres. La conquista de toda otra riqueza debe estar subordinada a la búsqueda de esta paz.

MAERTENS-FRISQUE
NUEVA GUÍA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA VIII
MAROVA MADRID 1969.Pág 193

lunes, 24 de octubre de 2011

¡Levántense!

¡Amor y paz!

¡Son tantas las cargas que soportamos los seres humanos! Las hay físicas, sicológicas y espirituales: Por ejemplo, el trabajo mal remunerado, la falta de oportunidades, la mala y costosa atención en salud, los altas tarifas de los servicios públicos y bancarios; pero también las humillaciones y desplantes, las incomprensiones y desafectos; y así mismo, las cargas que provienen de nuestros vicios y pecados, de la falta de amor en la relación con Dios y con los hermanos; nuestras dudas de fe y nuestro débil compromiso como cristianos…

Ante todo esto y mucho más, el Señor Jesús viene a decirnos con firmeza pero con misericordia: ¡Levántense! ¡Libérense del yugo que los oprime! Así se lo pidió a la mujer encorvada, de la que nos habla hoy el Evangelio. Esa mujer es símbolo del ser humano esclavizado.

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este lunes de la XXX Semana del Tiempo ordinario.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Lucas 13,10-17.
Un sábado, Jesús enseñaba en una sinagoga.  Había allí una mujer poseída de un espíritu, que la tenía enferma desde hacía dieciocho años. Estaba completamente encorvada y no podía enderezarse de ninguna manera.  Jesús, al verla, la llamó y le dijo: "Mujer, estás curada de tu enfermedad",  y le impuso las manos. Ella se enderezó en seguida y glorificaba a Dios.  Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la multitud: "Los días de trabajo son seis; vengan durante esos días para hacerse curar, y no el sábado". El Señor le respondió: "¡Hipócritas! Cualquiera de ustedes, aunque sea sábado, ¿no desata del pesebre a su buey o a su asno para llevarlo a beber? Y esta hija de Abraham, a la que Satanás tuvo aprisionada durante dieciocho años, ¿no podía ser librada de sus cadenas el día sábado?". Al oír estas palabras, todos sus adversarios se llenaron de confusión, pero la multitud se alegraba de las maravillas que él hacía.
Comentario

Quiero fijarme especialmente en el caso de la mujer encorvada. Es todo un símbolo. Una mujer encorvada hacía tanto tiempo; una mujer que no puede enderezarse ni levantar su cabeza al cielo; una mujer que lleva un peso encima que no puede soportar; una mujer cansada y oprimida; una mujer hundida y aplastada; una mujer que ha recibido en sus espaldas palos incontables; una mujer que se agacha para que otros pasen, que, como describía el profeta exílico, «a ti misma te decían: póstrate para que pasemos, y tú pusiste tu espalda como suelo y como calle de los que pasaban» (/Is/51/23).

Es todo un símbolo del antiguo pueblo de Dios. Es un símbolo de todas las mujeres, excesivamente vejadas, en la historia es un símbolo de todos los que soportan pesos intolerables, de cualquier tipo que sean. Puede que sean más de lo que nos parece, aunque sus espaldas no se curven materialmente.He ahí a hombres y mujeres curvados por el peso del hambre y de la pobreza. Hombres y mujeres curvados por el peso de los hijos y las preocupaciones familiares. Hombres y mujeres curvados por el peso de los trabajos y los desvelos. Hombres y mujeres curvados por el esfuerzo y la lucha de la vida. Hombres y mujeres curvados por la incomprensión y la soledad. Hombres y mujeres curvados por el vicio y los apegos. Hombres y mujeres curvados por los recuerdos y los remordimientos, por los fracasos y las tristezas. Hombres y mujeres curvados por la falta de salud y por los años.

Pero ahora viene la reacción de Cristo. Al ver a esta mujer, no lo aguanta. Ni siquiera espera que ella le pida nada, como en los otros milagros. Tampoco le importa a Jesús que sea o no sea sábado. Eso era una muleta más. Jesús la llamó, la impuso las manos y la levantó.

Es también un gesto simbólico. Dios no nos quiere encorvados y afligidos. Dios no nos quiere oprimidos y esclavizados, ni caídos ni acobardados, ni deprimidos ni postrados. Él nos quiere libres. Él nos quiere erectos. Él nos quiere en pie.

En pie significa libertad, confianza, transcendencia. Dios no ha creado al hombre para que viva de rodillas, sino para que viva con dignidad, para que sea libre y creador.

Por eso, uno de los imperativos que más se repiten en la historia de la salvación es el «levántate». Dios es «el que endereza a los que ya se doblan», «el que levanta de la miseria al pobre», «el que levanta del polvo al desvalido» (cf. /1S/02/08; Sal 107, 41; /Sal/113/07...).

Por eso Dios mismo intervino para liberar a su pueblo del peso de la dura esclavitud.

-¡Levántate!

Y por eso se nos acerca el mismo Dios en Cristo Jesús: para quitarnos todas las cargas y los yugos: "Venid a mí...» (Mt. 11, 28). Y extiende su mano para levantar a los que están postrados, con el imperativo: «Levántate», sea a la suegra de Pedro (Mc. 1, 30-31), sea a la hija de Jairo (Mc. 5, 41 = Talita Kum), sea a la mujer encorvada.

Levántate. A Dios le gusta vernos de pie. En este sentido, la Iglesia prohibía en los primeros siglos que la liturgia del domingo se celebrara de rodillas, signo de postración; de pie, que era signo de libertad y alegría. Pues así debemos ir por la vida, porque para el cristiano siempre y todo es una fiesta.
Hoy quiere el Señor levantarnos también a nosotros. No quiere que vayamos por la vida agobiados y encorvados. Pongamos todas nuestras cargas en el Señor, sean materiales, sean espirituales. Si hay alguna fuerza que te oprime y de la que no eres capaz de liberarte, di a Cristo que extienda su mano sobre ti y diga con fuerza su palabra: "KUM, levántate".

CARITAS
UN AMOR ASÍ DE GRANDE
CUARESMA Y PASCUA 1991.Págs. 116 ss.